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  Delegación Provincial de
  Agricultura y Medio Ambiente
 de Guadalajara

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Rutas

  
Con una duración de 3h-3,5 h señalizado con marcas de pintura blanca. Salimos de la zona de aparcamiento subiendo por la orilla del río Lillas, donde se asientan pastizales cespitosos húmedos altamente nutritivos Estas praderas resultan muy del agrado del ganado local y constituye la base de su alimentación desde finales de primavera hasta primeros de otoño

Primera senda de Carretas
A veces la senda se separa del río para continuar bajo la sombra del pinar de pino silvestre, inconfundible por su corteza de color. Entre los inquilinos del pinar se encuentras muchos pájaros insectívoros (carboneros, herrerillos y pinzones), rapaces diurnas (azor, gavilán), rapaces nocturnas, distintos mamíferos (jabalí, corzo, zorro, ardilla) y algún ave migratoria como la que se delata por el cu-cu de su canto. Al cuco se le puede escuchar en primavera-verano una vez que ha llegado desde sus cuarteles invernales africanos a criar en nuestros bosques.

Al llegar al lugar donde un arroyo vierte sus aguas al río Lillas nos desviamos a la izquierda abandonando la senda estrecha por la que discurríamos para proseguir por una senda ancha de 2 m. El río Lillas junto con el río Zarzas, son los dos cursos principales de agua del Parque a donde vierten multitud de arroyos. La irregularidad de los caudales de ambos ríos, que en el caso del Lillas durante el verano puede llegar a secarse, ha limitado la fauna asociada, siendo la trucha, la bermejuela y pequeños mamíferos insectívoros adaptados a las condiciones acuáticas como el musgaño de Cabrera, sus mejores representantes. La senda ancha, también llamada senda de carretas por que la utilizaban para bajar por ella en carros el carbón obtenido en el hayedo, discurre paralela al arroyo. Observaremos los primeros melojos, manojos o rebollos, árboles que tienen una asombrosa capacidad de rebrotar (abundantemente) de raíz. A medida que vamos ascendiendo aparecen las primeras hayas, al principio aisladas y luego ya formando bosquetes. El haya es una especie arbórea de clima suave (soporta mal las heladas tardías) y húmedo (sin sequía estival), por lo cual se encuentran en el Parque en una situación límite, fuera de su óptimo ecológico. Esto último junto con su carácter relíctico otorgan un enorme valor botánico a estos hayedos, cuya conservación ha dado lugar a la creación del Parque Natural. Tras un suave paseo, cruzamos el arroyo y llegamos a la carbonera, formada por pilas de leña cubiertas de hojarasca y tierra, que tras una lenta cocción de la leña va perdiendo su humedad y convirtiéndose en carbón vegetal en un proceso que como término medio duraba diez días.

La Carbonera

Dejamos la carbonera continuando por una senda estrecha que discurre por el Hayedo hasta cruzar un arroyo con helechos en sus orillas y proseguimos remontando otro arroyo que se junta al anterior. Tras cruzar el arroyo empezamos a ascender por la parte más empinada del itinerario. Formaciones arbustivas de matorral sustituto rías de antiguos bosques bordean la senda. Una vez terminada la pequeña ascensión y antes de proseguir con nuestro itinerario a través de la senda ecológica, podemos desviarnos un momento a la derecha y disfrutar de la vista panorámica que se ofrece desde la pradera de Matarredonda.

Después de ello recuperamos la senda ecológica a la largo de la cual hay una serie de paneles interpretativos de elementos de la flora y fauna del Parque. Al acabar la senda ecológica comienza el descenso. Unos mojones de piedra nos sirven de guía en esta zona de piedra suelta, donde la gayuga tapiza los pequeños taludes y la roca desnuda con sus hojas de un color verde oscuro brillante. Sus frutos son de color rojo cuando maduran en otoño, comestibles aunque de sabor insípido, áspero y poco jugoso. Continuamos descendiendo por la senda estrecha, hasta llegar a una pequeña pradera.

A continuación atravesamos una gran extensión de matorral de estepas, brezos y retamas sobre el que sobresalen los pinos silvestres. La estepa, representante en el parque del genero Cistus propio de ecosistemas mediterráneos, es resistente al frío, de grandes flores blancas, hojas con borde algo rizado y corteza que se desprende en tiras. Y antes de que nos demos cuenta, hemos llegado al final de nuestro itinerario.

Senda Valle del río Zarzas
Tiene una duración de 5 h - 5,30 h señalizado con marcas de pintura roja. Salimos de la zona de aparcamiento por la pista forestal por la que hemos llegado. A 50 m. a la derecha cogemos la senda ancha abierta entre el matorral de estepa, brezo y retama sobre el que sobresalen los pinos silvestres. Veremos señales blancas (además de las rojas) en pinos y piedras. La explicación de ello es que este tramo de itinerario (zona de aparcamiento-collado del Hornillo es común para los dos itinerarios. Llegamos a una pequeña pradera para continuar por una senda estrecha entre pinos. Tras un periodo de suave ascenso llega la parte más empinada señalizada a veces con mojones de piedra. En esta zona más protegida la gayuba tapiza suelos y taludes protegiéndolos de la erosión.

Hemos alcanzado el collado del Hornillo donde existe una serie de paneles interpretativos y donde sale una senda ecológica que discurre bajo el hayedo. Esta senda ecológica forma parte del otro itinerario. Atravesamos la puerta del Parque para continuar por la pista forestal que durante siete km. discurre paralela al río Zarzas. Entre las hayas, rebollos y pinos silvestres que flanquean la pista. Cerca de la señal que nos marca el Km. 4 tenemos una espléndida panorámica sobre el valle, observando a mano izquierda el barranco de Tejera Negra que da nombre al Parque Natural, con una vegetación arbórea muy valiosa a base de abedules, serbales, mostajos y acebos.

Hemos alcanzado el collado del Hornillo donde existe una serie de paneles interpretativos y donde sale una senda ecológica que discurre bajo el hayedo. Esta senda ecológica forma parte del otro itinerario. Atravesamos la puerta del Parque para continuar por la pista forestal que durante siete km. discurre paralela al río Zarzas. Entre las hayas, rebollos y pinos silvestres que flanquean la pista. Cerca de la señal que nos marca el Km. 4 tenemos una espléndida panorámica sobre el valle, observando a mano izquierda el barranco de Tejera Negra que da nombre al Parque Natural, con una vegetación arbórea muy valiosa a base de abedules, serbales, mostajos y acebos.

Tras rellenar la cantimplora en una fuente situada a orilla de un arroyo que atraviesa la pista, llegamos al final de esta. La vuelta se realiza por la misma pista forestal que hemos seguido a la ida. No sería extraño ver, cruzando la pista, algún corzo que por su abundancia y adaptabilidad es el mamífero más representativo del Parque.  
  

 
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